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LOS COMENTARIOS ANIMAN A LA SEÑORITA ESCRITURA








sábado, 18 de diciembre de 2010

Por no saber chutar, supongo.

Andaba yo chutando hojas marrones en una calle llena de luces y ráfagas de perfume. Soy bastante mejor chutador de hojas que de balones, pero eso no viene al caso. Para situarnos; en ese momento mis pensamientos me acompañaban como de costumbre. Yo llevaba guantes al estilo mendigo y hacía mucho frío. Aunque seguro que el termómetro que se escondía en una esquina alternando horas con grados mentía, porque no me creo que ese artilugio haya sido fabricado con el símbolo negativo, que no, que no me lo creo. Todo estaba sucediendo de una manera correcta y elegante, hasta que como en casi todas mis historias de aventuras; un triste recuerdo y un fuerte latido vinieron a estropearlo todo.

A unos treinta y cinco pasos apareció una silueta de señorita que me dejó en estado agudo de melancolía.
Ella llevaba un gorro gris, y una bufanda del mismo color. El resto de la ropa no recuerdo como era. Porque aunque resulte extraño, a mi cabeza solo le da la gana almacenar colores de cuello para arriba, es un extraño suceso del que ya hablaremos otro día.
Fueron sus andares y sus maneras lo que me hicieron torcer el gesto y recordar mis cuantiosas, constantes y desafortunadas meteduras de pata. Meteduras que aunque a veces creo justificadas por esa droga llamada romanticismo… (Recuérdese la frase: por eso el amor es ciego y siempre le acompaña la locura), siguen siendo demasiadas meteduras de pata.

Pero no sé. El tiempo a veces borra lo malo, o al menos nos da un punto de vista más objetivo, si es que eso existe. Y puede que me diera por pensar en esa leyenda urbana que habla de las segundas oportunidades.

Igualmente lo decidí; Después de todo. Aquella historia y sus consencuencias ya había sido mecida y puteada por varios años, fracasos, recuerdos mezclados-no agitados y abrazos endulzados con lágrimas.
Cada uno debía de haber librado en todo este tiempo numerosas guerras y por lo visto ninguno de los dos había sido vencido; Quizá herido, puede que de muerte, o puede que de vida. (es una herida muy novedosa que aún no está prefeccionada)

Suspirando aceleré el paso, nervioso y recordando: Su sueño viendo un coche desde una ventana, algún barco, algún parque, alguna canción…
Llegué a su altura y agarrándola suavemente del hombro hice que se girara.

  • Hola –dije mientras al ver sus ojos me preguntaba si de verdad era ella, al fin y al cabo solo la había visto de espaldas-.

  • Perdona, ¿te conozco? -me respondió-.

  • Pues, para empezar déjame decirte que tu gorro es realmente bonito, y respecto a tu pregunta…

RODRIGO.

1 comentario:

  1. Yo también chuto hojas mejor que balones...
    la pobre chica se quedaría un poco asustada no?? puesto que no te conoce ¿no?

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