Ahora estamos en dos blogs...




LOS COMENTARIOS ANIMAN A LA SEÑORITA ESCRITURA








martes, 26 de octubre de 2010

CÓMO SE PUEDE SER TAN NECIO


Cuando todo parece que funciona. Aparece el veneno de las palabras, la envidia que al final te hace gritar hasta quedarte sin aire, la tolerancia; que baja más rápido que la temperatura en invierno.

Si opinas te matan. No hace falta sangre para ajustar cuentas. Y me comentan que el corazón se asemeja a cualquier gárgola: de piedra maciza, contra tormentas, siglos, silencios, carcajadas.

Hoy no salvan los sueños, ni las palabras hermosas, ni la buena música. Ni siquiera ellos, ni ella, ni el futuro, quizá solo sepa refugiarme en el pasado.

Y A TODOS OS DIGO, OS GRITO: PERO, CÓMO SE PUEDE SER TAN NECIO.

jueves, 21 de octubre de 2010

La vida da muchas vueltas


  • ¿Sabes?... Hubo una época en la que creía en cualquier cosa bonita. Me gustaban las casualidades, los detalles, las miradas, y todo lo relacionado con ella, supongo.
  • Con ella ¿Te refieres a la magia? ¿o a alguien en particular?
  • En realidad a las dos cosas... cuando dos cosas aparecen juntas tan de repente, para mi es imposible separarlas. Y quizá por eso siempre sigue en mi cabeza, sin esa parte de mi vida no sería quién soy... no sé porque me da por valorar mucho esas cosas.
  • Y te jode, ¿verdad? Se te nota.

Suena una guitarra: vuelan canciones y poetas de esos que ya no nacerán. Se cuela un anuncio y una chica de ojos verdes. No hay mucha luz, aunque están pintando unos dibujos que no logro descifrar en la pared; creo que antes había grafitis.
Falta un minuto para los 20.45. Mi tercera cerveza está fría, así da gusto brindar con cualquiera de los que en pocos minutos van a aparecer sentados a mi alrededor. Cada uno con su guerra, sus heridas, sus victorias, sus derrotas.
Aún quedan demasiadas batallas por lidiar, demasiadas victorias que saborear.

  • Me jode... sí, la verdad es que sí. Pero si todo ocurrió para tener momentos como este; ha valido la pena, sí que ha valido la pena...
Me siguen gustando las cosas bonitas. Habrá que seguir atentos: la vida da muchas vueltas, ¿no?.

Ro.

domingo, 17 de octubre de 2010

LUCÍA Y ESAS COSAS

A LUCÍA:

Cuando Lucía apareció, todas las horas de mi vida se pusieron de acuerdo para que ella fuera un recuerdo que nunca olvidar.

Había una vez en un pueblo llamado Chulilla, una chica que movía los hielos de los cubatas de ron con gracia y soltura, ejercía de revolucionaria que en vez de balas disparaba con abrazos, y soñaba con trabajar como futura relaciones de Pachá.
Por otro lado, y en otro lugar del mundo, existía un muchacho que se creía un poco importante, aún no lo era, pero todos sabemos que era un presumido con un pelo excepcional. Era un muchacho acostumbrado a no caerse, y si se caía no le costaba levantarse. Jugaba con sonrisas, y no le importaban demasiadas cosas mientras supiera dormir con tranquilidad por las noches.

La muchacha se llamaba Lucía y me salvó. Ella no lo sabe, y espero que nunca se entere.
Siempre la pongo como ejemplo cuando hablo de brujas buenas y chicas bonitas. Siempre explico que es la única persona que conozco que sabe perdonar de verdad, sin cuchillos. A veces se ponía triste cuando algunos no la comprendían, pero sin saberlo me alegraba con mensajes hermosos y mágicos. Se caía y se levantaba, y sobre todo ella siempre estaba.
Me contaba la verdad y me aconsejaba. En los buenos momentos, y sobre todo en los malos, cuando nadie sabe ni quiere ayudarte a volver a volar. Y aunque volviera a decirle que no haría una cosa y después la hacía ella lo comprendía; sin orgullo, sin rabia. Incluso cuando ella se merecía algo y lo recibía otra persona que no había hecho ni un mínimo esfuerzo para merecerlo.
Y algo que admiraba: solo ella sabía ver cosas que los demás no sabemos, sabía ver los corazones de las personas...

Había una vez una futuro abogado que defenderá al mundo de la tiranía y la corrupción. Un gato que miraba con hambre una pecera repleta de peces. Una partida de cartas rodeados de un palacio que fabricaba música. Y una brújula dorada que controlaba nuestras pulsaciones mientras desaparecían palomitas de maíz.

Erase una vez una amistad que bailaba cómo una marea, una que siempre vuelve a la orilla del mar.
Erase otra vez una amistad, que cueste lo que cueste, también será.
Erase por última vez; el beso más grande del mundo y el felicidades más grande del universo.

Cuando Lucía apareció, todas las horas de mi vida se pusieron de acuerdo para que ella fuera un recuerdo que nunca olvidar.

Ro.

martes, 12 de octubre de 2010

Cosas


" Cuando una cosa ocurre una vez, puede que vuelva a suceder ; en otro momento, o en otro lugar. Pero, cuando una cosa pasa dos veces, nunca más se volverá a repetir".

Esta historia no termina bien. Ya estáis avisados, y acepto todo tipo de reclamaciones al respecto. Pero al menos, yo nunca le he dado permiso a ese final para que se convierta en definitivo. Me explico mientras retrocedo en el tiempo, en el sueño y en las promesas que hacen las niñas enamoradas:

Algunos días ella se levantaba al alba para escribir. Otros, simplemente se volvía loca por el protagonista de alguna obra de arte llorada por un genio. En general, tenía muy en cuenta los detalles; los saludos con la cabeza, las miradas cómplices, los besos en la mano.

Él, ni tocaba la guitarra, ni cantaba bonitas canciones, ni era conocido por el mundo de los vips y los flyers. Tampoco le quedaba bien el sombrero, aunque aprendió a inclinarlo con gracia mientras decía - señores, señorita...-. A veces componía algún soneto digno de su sonrisa. A veces... a veces, cuando crees que eres el mejor nadador del mundo terminas por ahogarte.

Pasaron los siglos, las guerras, los corazones rotos... y ninguno de los dos murió. Quizá sus cuerpos, pero nunca sus almas.

Hoy, hay un muchacho que se dedica a perderse y a no encontrarse continuamente, si pagaran por eso, sería millonario.
Está sentado en un parque custodiado por muchos bancos de todos los colores, y el mundo a su alrededor sigue girando sin tenerle demasiado en cuenta.
Hoy, ella ya no se fija en los detalles. Ya se dedicó a ello una vez, y no salió bien... Pero quizá siempre estuvieron destinados a encontrarse, pero solo es un quizá.

" Cuando una cosa ocurre una vez, puede que vuelva a suceder ; en otro momento, o en otro lugar. Pero, cuando una cosa pasa dos veces, nunca más se volverá a repetir"

El muchacho reflexiona. No está escribiendo, tampoco sabe componer ni pintar. Ella le mira con curiosidad: el muchacho está sentado en el banco dónde curiosamente ella siempre se sienta a reflexionar.

Curiosamente...


RODRIGO.

jueves, 7 de octubre de 2010

Hablar...


  • Cuéntame lo que pasó... - insiste una vez más el señor con gafas y el pelo sin peinar-
  • No me gusta hablar de eso -contesta el muchacho con algunas canas en el pelo-
Hoy es la primera vez que el muchacho abre la boca y dice algo coherente en trece días. Es uno de esos días en los que amenaza con descargar lluvia. Aunque por aquí, las amenazas no se suelen hacer realidad, para que no nos acostumbremos a la lógica, supongo. El señor con gafas no se va a dejar intimidar esta vez por las respuestas vagas del muchacho. Saca su libreta y la abre por la página trece; hoy es el décimo tercer día que se reunen, siempre en la misma habitación, siempre uno en frente del otro.
El aire huele a tabaco, aunque hace mucho tiempo que nadie fuma aquí dentro. Pero es como si el pasado, el futuro y el presente no tuvieran cabida en estas cuatro paredes. Se siente el dolor; el suelo está mojado por miles y miles de lágrimas; antiguas, recientes, y algunas que aún faltan por derramar. Solo hay una ventana; es vieja y siempre parece sucia, no parece que se pueda romper con el puño...
  • Cuéntamelo -insiste otra vez el señor con gafas y el pelo despeinado-
  • Bueno... está bien - contesta el muchacho- aunque usted, al igual que todos los demás, creerá que estoy loco.
  • Eso nunca lo sabrás si no me lo cuentas.
El muchacho suspira. Cierra los ojos, y luchando por no llorar comienza a hablar:
  • La primera vez que la vi me pareció muy hermosa...
Rodrigo.