Cuando sonó aquel grito Irene estaba mirando la lavadora. Marcos, ensayaba frente al espejo su declaración semanal de cobardía, su cuarto comienzo en trece minutos.
El reloj de la pared de Noelia, se quedaba sin pilas una vez más; gastaba más que un Rodrigo borracho en Casiano. Aún así, había decidido que lo iba a cambiar por un cuadro que acababa de pintar. Desde que había conocido a Matías, se había aficionado a la pintura, no se le daba tan mal como pensaba.
En el piso de abajo. Lucas componía una canción para Carmela. Pero siempre sonaba demasiado cursi, le tendría que pedir consejo a Quique; un mago de las palabras escritas.
Pared con pared, Ismael no podía dormir la siesta porque una guitarra mal tocada le removía el alma y saludaba a su resaca; La noche anterior, se había encontrado con Sandra después de mucho tiempo, causandole un ataque agudo de melancolía. Y también con Anabél, aunque ella no le causaba el mismo efecto de desesperación. Excepto con Sandra, eso solo le sucedía con Azucena, y sus ojos de color miel.
En el banco amarillo de un parque, Susana rompía con el cabrón de Ignacio. La había engañado con Macarena. Y quizá también con Raquel, de eso no estaba segura, por ahora.
Dos bancos más allá, Agustín apuraba una botella de vino. Y se acordaba una vez más de su primer amor ya tan lejano... de color Rosa, como el nombre de su amada.
A Marta, se le rompía una cuerda mientras guardaba su corazón en un envase metálico. Malditos versos cuando una solo sabe pensar en besos.
Teresa, mientras, volaba por el río sin entender de saludos. Alfonso, escribía versos en una habitación de cristal blindando, todos los folios temblaban al contacto de su pluma. Pablo, en cambio, decoraba paredes, cartones, lienzos, manos y corazones grises.
Y yo, simplemente buscaba mi camino, mientras leía una y otra vez una frase de una película que adoro:
Para tu padre había dos mujeres en el mundo. Una de ellas era tu madre. La otra eran el resto.
RODRIGO.
Menudo ambientazo. El mejor el decorador.
ResponderEliminarA ver cuando me llevas a Casiano.
Me gusta el fondo sencillo y contundente
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