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LOS COMENTARIOS ANIMAN A LA SEÑORITA ESCRITURA








martes, 22 de marzo de 2011

La caja


Guardada en un armario de mi habitación tengo una caja de zapatos medio rota que me da miedo mirar.

Aunque aquel día iba a estar tatuada en el cielo la luna más grande de los últimos dieciocho años, y aunque el día mundial de la poesía se aproximaba, nada había cambiado. La vida seguía dando lecciones a base de palabras huecas. Y supongo que a fuerza de ver cosas una y otra vez las íbamos haciendo propias e incluso normales.

Ya no me molestaban los autobuses rojos e incluso podía rescatar algunas canciones que antes me ataban el estómago de cuatro maneras diferentes. Ya daba igual dejar de escribir cartas en mi mesa de madera blindada, ni significaba nada escribir historias de ficción en un aeropuerto de Amsterdam, o Londres, o del fin del mundo.
Había olvidado imaginar lugares; viajes y bastones, robos y sombreros.

Me despisté a la hora de escribir canciones mientras las iba escuchando, y creo que me robaron ese pequeño don que tenía para descubrir tristezas e intentar remendarlas. Ya no supe regalar aviones de papel ni escribir pequeñas notas que lanzaba al viento dirigidas hacía alguna ventana. Quedaron muy lejos esos momentos en los que cada cosa que rozaba mi alma me susurraba un futuro baile, o un regalo rodeado con un lacito rojo. Y por si fuera poco, ahora utilizo paraguas y tengo a mi pobre ventana algo olvidada.

Se murieron mis ganas nocturnas de playa, y me comenzaron a molestar las hojas marchitas que los arboles tiraban al suelo intentando borrar el color gris de las aceras. Me caía si intentaba caminar leyendo por la calle y se me trababa la lengua si me daba por recitar versos de mi amigo Gustavo, como si a veces fueran mios. Perdí muchas novelas a cambio de risas en la televisión, para dejar un poquito en paz a mis neuronas y sus consecuencias. Opté por no perderme, para no repetir la tarea de encontrarme y llevarme sorpresas al situarme frente al espejo.

Aún así, no me hagáis demasiado caso. Resulta que de vez en cuando, cuando voy a buscar algunas cosas que no se donde he metido, me topo con un pequeño armario que custodia una caja. Y entonces me pongo a bailar, a recordar y a sonreír ( cada vez en un orden distinto). Y se me ocurre que, si en realidad recuerdo y recito todo aquello que olvidé hacer, es simplemente porque me falta práctica y entrenamiento, detalle que con tiempo se supera.

Porque como alguien me dijo alguna vez : La vida da muchas vueltas. Y como ahora digo yo: y tendremos que estar bien preparados, para lograr escuchar a través de tanto ruido.

Guardada en un armario de mi habitación tengo una caja de zapatos medio rota que me da miedo mirar


A tí, que hoy es un gran día para sonreír.


RO.

8 comentarios:

  1. Un momento de bajón lo tiene cualquiera, lo importante es saber sobreponerse y disfrutar de cada momento, cantar, reír, ir a la playa por la noche e incluso si lo miras bien, las hojas marchitas de los árboles que borran el gris de las aceras tienen su gracia....espero que al menos disfrutarás de esa luna tatuada en el cielo.

    A veces las cajas guardadas en los armarios es mejor no abrirlas y dejarlas dónde están....al menos yo "obté" por esa opción.

    Saludos

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  2. =) ¿por qué? Porque sí y punto.

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  3. A ver.

    Para el primer anónimo: me alegro que comentes, pero ponme una F o algo así. Y como te digo siempre "no todo es biográfico, solo algunas cositas" y si, disfruté de la luan gracias.

    Para el segundo anónimo: Mil y un besos otra vez!

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  4. Yo también tengo alguna que otra caja con trastos y recuerdos, quién no la tiene?
    Ro, te estás haciendo mayor, eso es la edad... lo importante es seguir adelante, digo yo, no?

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  5. Tengo una caja que guardo recuerdos y cuando la abro los recuerdos parecen realidad. =)
    Me ha gustado mucho lo que escribiste! enhorabuena

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  6. Yo vi esa pasada de luna del 18 a través de la ventana del coche... Increíble!
    Tengo una de esas cajas de la que hablas, es la mejor, me recuerda muchas cosas y me da pena haberlas olvidado, por eso de vez en cuando la abro, porque como has dicho hay que tener el oído muy fino para escuchar, que el ruido no nos deja...

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  7. Yo tengo tantas cajas que ellas solas deciden cuando abrirse



    (vehemencia:andrea)

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  8. me gusta como escribe rodrigo, de mayor quiero ser como él

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