Jude sabía que tarde o temprano aquello iba a suceder de nuevo. Había logrado sobrevivir algunos meses más, pero mientras observaba aquella cerveza negra sin fondo, y mientras a su derecha un anciano con gorro le recordaba enormemente a lo que él podría ser en un futuro, se dio cuenta de que seguía solo, perdido, y asqueado. Y poniéndose de pie, apurando la cerveza y suspirando decidió que se marchaba de una vez por todas.
Jude tenía que tomar un barco verde y con velas amarillas, no había otra manera para salir de su pequeña ciudad costera. Jude adoraba el mar. Aunque quizá solo cuando hacía frío y en su vida aún cabían las sorpresas y las tardes hermosas. Cuando el miedo y el veneno de las palabras mal utilizadas aún no formaban parte de las decisiones.
Al tercer día de travesía Jude paseaba por la cubierta del barco, protegiendo bajo su brazo un mapa señalado con doce cruces, una por cada lugar que visitar, una por cada mes del año, cuando de pronto escuchó una música trágica y luminosa que venía de algún lugar del barco. Al acercarse descubrió a una muchacha muy hermosa tocando sobre un piano blanco de marfil que estaba situado en la popa del barco. Aquello parecía un milagro, o un maldito sueño. Pero era demasiado real. Jude se pellizcó y se dio un par de tortas en la cara, hasta que boquiabierto se sentó en el suelo y la escuchó; la muchacha cantaba sobre un imperio derrotado, una mirada fuerte y maravillosa, un corazón volador que había logrado escapar de algo malvado, y un futuro secreto, bailado y asombrósamente brillante.
Entonces Jude lo supo. Supo que era todo aquello que buscaba, y supo que en una de aquellas doce cruces estaría ella esperándolo con su cinta en el pelo, su vestido estampado de flores, sus cigarrillos y sus bailes demoliendo aceras.
Jude tenía que tomar un barco verde y con velas amarillas, no había otra manera para salir de su pequeña ciudad costera. Jude adoraba el mar. Aunque quizá solo cuando hacía frío y en su vida aún cabían las sorpresas y las tardes hermosas. Cuando el miedo y el veneno de las palabras mal utilizadas aún no formaban parte de las decisiones.
Al tercer día de travesía Jude paseaba por la cubierta del barco, protegiendo bajo su brazo un mapa señalado con doce cruces, una por cada lugar que visitar, una por cada mes del año, cuando de pronto escuchó una música trágica y luminosa que venía de algún lugar del barco. Al acercarse descubrió a una muchacha muy hermosa tocando sobre un piano blanco de marfil que estaba situado en la popa del barco. Aquello parecía un milagro, o un maldito sueño. Pero era demasiado real. Jude se pellizcó y se dio un par de tortas en la cara, hasta que boquiabierto se sentó en el suelo y la escuchó; la muchacha cantaba sobre un imperio derrotado, una mirada fuerte y maravillosa, un corazón volador que había logrado escapar de algo malvado, y un futuro secreto, bailado y asombrósamente brillante.
Entonces Jude lo supo. Supo que era todo aquello que buscaba, y supo que en una de aquellas doce cruces estaría ella esperándolo con su cinta en el pelo, su vestido estampado de flores, sus cigarrillos y sus bailes demoliendo aceras.
Aunque un susurro se le colaba por la camisa y le hacía un triste nudo en el estómago. Algo le cantaba, le decía, le mostraba algo extraño que no podía descifrar. Algo que si Jude hubiera sabido, quizá no habría emprendido aquel viaje; como un billete de ida sin retorno.
La muchacha del piano dejaba de tocar, derramaba una lágrima y se miraba las manos temblorosas, surgía de nuevo un recuerdo. Y de pronto, el cielo se nublaba. Y si en ese instante mirabas al mar; miles de rosas rojas flotaban a la deriva, y un corazón lentamente se marchitaba...
PRÓXIMA PARADA; CRUZ NÚMERO UNO.
RODRIGO.
el viacrucis son catorce. un saludo
ResponderEliminarMarinero, a mi sí que me gusta!
ResponderEliminarme mola lo q escribes, siempre tiene esa frescura... aunq haya melancolía siempre tiene cierta alegría por lo q se espera encontrar... la chica q de la próxima cruz del mapa. te parecerá tonto pero el otro día leí a Neruda y me recordó a ti. sigue cn tu prosa poética, no abandones las imágeness. aupa.
ResponderEliminarx cierto gran canción
Grande Jude. este sí!
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