Jamás pensé que mi imaginación fuera capaz de subestimar de una manera tan escandalosa a una obra de la naturaleza inmensa, hermosa, silenciosa y blanca. No creer en mirar hacia abajo y recordar que a veces vale la pena subir hasta las nubes, para bajar unas cuantas horas más tarde a la tierra donde habitan todos los mortales.
Escuchar el silencio y hacer marcos y fotos con las manos.
Como echar a volar sin alas y buena compañía.
RODRIGO.
bien!!! dentro de poco ilustraremos la entrada... esto merece un cuadro
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