Una noche cualquiera mientras algunos duermen, otros lo intentan aunque no lo consiguen, y alguien ya no recuerda que me olvidó, aparece un bar oscuro: En las dos primeras filas hay sillas viejas ocupadas por gente que no alcanzo a ver, supongo que serán almas sedientas, o corazones apagados, o simplemente gente que está allí sentada por compromiso, con la mente jugando a ser millonario en otra parte del mundo.Sé que la chica que está cantando ha sufrido alguna vez, parece ser que en alguna ocasión acribillaron sin compasión a su corazón y misteriosamente eso la hace maravillosa y luminosa; siente lo que canta y noto como se le ponen los versos de punta mientras casi todo el público, un servidor incluido, agacha la cabeza por vergüenza a que le vean llorar. A veces olvidamos que las lágrimas valen mucho más que las miradas teñidas de rabia.
Haciendo un esfuerzo logro mirarla a los ojos, me da por creer que está cantando solamente para mí aunque ella jamás me haya visto.
Haciendo un esfuerzo logro mirarla a los ojos, me da por creer que está cantando solamente para mí aunque ella jamás me haya visto.
A mi derecha sonríe una barra con nostalgia, y la muy puta (la barra) comienza a dispararme con recuerdos. "Una barra vacía en la que yo debería estar esperando a que me sorprendieran tapándome los ojos con las manos". Que se muera la barra con sus chupitos de tequila y las poses de poeta torturado; decido quedarme con mi izquierda y las horas que vendrán.
Sonrío y cuento las monedas que tengo en el bolsillo; siete euros son siete birras sentado en una escalera. Quizá unas veinte canciones tarareadas por buenos soldados musicales. Buena compañía, si señor, vaivén y sonrisas; van a aparecer promesas que nunca se cumplirán, aunque sin heridas, solo son buenos propósitos basados en una vida que no existe, y por soñar no te pueden condenar, ni siquiera regañar. Creo que si no estás aquí, simplemente es porque nunca has querido estar.
Un grito lanzado al viento. Aparecen los mentirosos elegantes, o los bonitos; constructores de historias hermosas al fin y al cabo. Esos que se baten con dragones, con brujas malvadas o con quien haga falta para robar besos con elegancia; porque si no, no les vale la pena robarlos...
Por ellos, por nosotros, por tí, por mí; levantando la cabeza y siguiendo hacía delante, siempre.
RODRIGO.
Sonrío y cuento las monedas que tengo en el bolsillo; siete euros son siete birras sentado en una escalera. Quizá unas veinte canciones tarareadas por buenos soldados musicales. Buena compañía, si señor, vaivén y sonrisas; van a aparecer promesas que nunca se cumplirán, aunque sin heridas, solo son buenos propósitos basados en una vida que no existe, y por soñar no te pueden condenar, ni siquiera regañar. Creo que si no estás aquí, simplemente es porque nunca has querido estar.
Un grito lanzado al viento. Aparecen los mentirosos elegantes, o los bonitos; constructores de historias hermosas al fin y al cabo. Esos que se baten con dragones, con brujas malvadas o con quien haga falta para robar besos con elegancia; porque si no, no les vale la pena robarlos...
Por ellos, por nosotros, por tí, por mí; levantando la cabeza y siguiendo hacía delante, siempre.
RODRIGO.